EN MEMORIA DE LOS MÁRTIRES JUDÍOS CONDENADOS POR LA INQUISICIÓN

Viernes, 04 de enero de 2008 
Conmemoración de los 516 años de la Expulsión de los judíos de Sefarad el 1492.Los judíos catalanes en la Edad Media vivían bajo el control directo del monarca, de quien eran propiedad. Vivían en aljamas, en Catalunya recibían el nombre de call. Podría ser que el nombre tuviese su origen en Kahal, nombre hebreo que significa comunidad. La aljama tenía una organización interna propia, integrada por un consejo de sabios, que dirigía los centros comunitarios: la sinagoga, la carnicería, el mikve (baño ritual). También, dentro del call, estaba el hospital, el matadero, el horno y la escuela, que estaba en el edificio de la sinagoga.
Es en 1179 cuando el Concilio III de Laterà dictó unas normas muy estrictas para los judíos que los obligaban a vivir en recintos cerrados y tenían la obligación de llevar la rodella identificativa. A los judíos se los hacía culpables de las epidemias de peste que frecuentaban en Europa durante la Edad Media y se los culpaba de otras muchas cosas, a pesar de ser inocentes. En el año 1390 los consejeros de Barcelona prohibieron a los judíos vestirse como los cristianos. También prohibían que cristianos acogiesen judíos en su casa. Finalmente se prohibió alquilar albergue a ningún judío.

Pero fue en el 1391, como consecuencia de los distubios iniciados en Sevilla que se extendieron a casi toda la península, cuando el call barcelonés fue atacado, los días 5 y 7 de agosto. El ataque al Call se produjo con gente de todo tipo, barceloneses, castellanos, campesinos, mujeres e, incluso, esclavos, que corrían por los barrios de la ciudad gritando: “¡Sangre y fuego!”. La autoridad tardó en acudir a la defensa del Call, donde la gente ya había entrado, robando, matando y quemando. La aljama quedó destruida. A partir de entonces se produjeron conversiones al cristianismo. Hubo muchos que lo hicieron forzadamente y que interiormente permanecieron aferrados a sus antiguas creencias y practicando a escondidas el judaísmo. Todos ellos serían objeto de todo tipo de vejaciones y, habiendo perdido todo cuanto tenían, les era muy difícil rehacer su vida, porque las autoridades no tomaban ninguna medida para ayudarlos.

Pese a las protestas de algunas personalidades catalanas, el rey Fernando introdujo en julio de 1486 el modelo castellano de la Inquisición en la Ciudad Condal. Se sabe que el primer “auto de fe” se produjo en 1488. Tuvo lugar donde hoy está la plaza del Rey. Y un 31 de marzo de 1492, hace ahora 516 años, el rey Fernando y la reina Isabel firmaron el indigno edicto de expulsión, dando tan solo unos meses para tomar una decisión: convertirse o abandonar el país. La mayoría de judíos de España optaron por marchar. El profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Haim Beinart, opina que el número total de judíos españoles exiliados rondaba alrededor de 200.000. Fueron a Italia, al norte de África y a otras comunidades como Salónica, otros llegaron hasta la tierra de Israel. La Expulsión del 1492 fue la más destacada de todas las expulsiones y tuvieron que marchar todos los judíos que no quisieron convertirse al cristianismo. La partida fue recogida de esta manera en el Dietario de la Diputación del General:

“1492. Agost. Dijous a [día] II. Jueus. Entraren e surgiren en la plaia de Barchinona una gran nau de Rodes […] e una galeassa grossa de França e VIII entre nauetes e galeons, totes carreguades de juheus que exien de Aragó, de València e de Cathalunya e eren·se enbarchats part en Tortosa e part en Tarragona, exints de dites terres per manament de la maiestat del senyor rey. Restaren·ne en Barchinona circa de XX qui·s faheren christians; los altres ab dites fustes se·n anaren la via de Levant e entre tots eren passats deu mil juheus entre homens, dones e enfants.” 


La comunidad judía de Barcelona fue un centro de referencia para los judíos de toda la Europa medieval. Tuvo figuras destacadas en todos los campos. Son célebres las responsas de Salomó ben Adret, rabino de Barcelona y que fue consultado por comunidades de toda Europa y del norte de África. También fue en Barcelona, junto con Girona, donde se desarrolló la famosa escuela cabalística catalana. La gran mayoría de los famosos manuscritos iluminados por los judíos medievales realizados en Catalunya se encuentran en la actualidad dispersos por todo el mundo, como la famosísima Hagadà de Barcelona, que se encuentra en el Museo Británico; la Guía de los Perplejos de Maimònides, en la Biblioteca Real de Conpenhague; la Biblia de Cervera, que está en la Biblioteca Nacional de Portugal; el atlas catalán de Abraham Cresques, en la Biblioteca Nacional de Francia; y tantos otros manuscritos que han desaparecido o que serían quemados. Del más preciado tesoro del patrimonio bibliográfico judío producido en el call de Barcelona no queda prácticamente nada. Las grandes obras de los judíos catalanes marcharon de Barcelona para no volver, como tuvieron que marchar los judíos catalanes, expulsados del Call.

La expulsión, en su aspecto social, fue no sólo estéril, sino perjudicial, porque agravó la crisis económica. Grave también fue la pérdida en el mundo cultural y científico. La comunidad hebrea mayor de la época, que había producido filósofos, astrónomos, poetas, médicos, literarios, abogados, traductores, encuadernadores, cartógrafos, orfebres, tejedores, etc, desaparecía. Pero el acto más infame fue la aniquilación, la pérdida de la vida y la expulsión de la comunidad judía. Hombres y mujeres, jóvenes, adultos, abuelos, niños y niñas serían obligados a dejar todo cuanto tenían. Según el Edicto, se los prohibía llevarse”dinero, joyas y cosas valiosas”. Los que podían vendían las casas, otros se llevaban la llave pensando que un día volverían a su hogar. Posiblemente eso es lo que de debían pensar los sefardís de origen catalán, la mayoría de Barcelona, que se asentaron en un rincón de los Balcanes. Y con toda seguridad que, de padres a hijos, se iban pasante una llave grande, vieja y herrumbrosa que guardaban como un tesoro. Era la llave de la casa del call de Barcelona. Una llave que representaba la esperanza de poder volver, esperanza que con el tiempo se iba desvaneciendo y abría la puerta de la nostalgia.

Estos hechos marcaron la vida del pueblo judío, y la Inquisición y la Expulsión han quedado grabadas en la memoria, y aún hoy podemos imaginarnos la tragedia que representó la salida hacia las fronteras y puertos de mar. De pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, haciendo un largo camino sin destino en un éxodo desgarrador. La memoria es la que nos permite a cada uno situarnos de nuevo en la filiación del tiempo. No existimos más que en el tiempo, que es lo que nos permite colocarnos en relación a nuestros antepasados y en relación a nuestros descendentes. Ya sea individual o colectiva, la memoria significa la presencia activa del pasado en el presente, pero la memoria no es todo el pasado, la memoria no es solo capacidad para el recuerdo, sino instalación viva en el tiempo.

Esta memoria viva nos obliga por dignidad y con respecto a rendir un “homenaje a los mártires judíos condenados por la Inquisición”, es un deber con ellos, con sus descendientes y con el pueblo judío y es un acto de justicia histórica. Las instituciones catalanas tendrían que rendir este homenaje en representación del pueblo catalán. El Parlament de Catalunya en fecha 10 de junio de 1992, hizo un primer paso, debatió la Proposición no de Ley sobre la conmemoración del 500º Aniversario de la Expulsión de los Judíos, presentada por todos los grupos parlamentarios y adoptó la siguiente resolución:

1.  Reprueba aquel acto, como exponente de la intolerancia religiosa y la injusticia civil de una época y deplora también la actitud de violencia física y de hostilidad social de que los judíos fueron objeto en periodos posteriores.
2.  Reconoce el valor de la obra cultural en hebreo de los judíos catalanes, en todos los ámbitos de la ciencia, la filosofía, la teología, el derecho y la literatura. Esta obra, a menudo negligida, forma parte de la historia de la cultura en Catalunya.
3.  Insta al Gobierno de la Generalitat a transmitir a la comunidad judía residente en Catalunya, la reprobación formal de aquel decreto de expulsión y la voluntad del pueblo catalán de mantener unas relaciones fundamentadas en el respeto y la tolerancia, consolidadas en un acto de verdadera reconciliación y reencuentro.
Durante largo tiempo, Barcelona ha vivido de espaldas al pasado judío. Es hora que tenga lugar la recuperación institucional de la memoria judía de Barcelona como un paso más en la recuperación de la memoria histórica, contribuyendo así al reconocimiento de aquella gente de Call que tanto dieron por Catalunya y que tanto contribuyeron al progreso intelectual de la civilización occidental.

Sería importante que las instituciones catalanas en homenaje a las víctimas de la Inquisición y Expulsión, hiciesen las diligencias pertinentes para retornar al Call los nombres de sus calles, calles que serían rebautizadas, como la calle Principal, la de la Sinagoga, a la que le pusieron el nombre de la festividad del santo, Santo Domingo, fecha en que tuvo lugar el disturbio del Call, el 5 de agosto y que fue destruido. El nombre de este santo puede estar a otras calles de la ciudad si es que así lo quiere el pueblo catalán, pero no tendría que estar en el barrio donde estaba el Call. Recordamos que la Santa Iglesia autorizaba a la Orden de Santo Domingo para constituir los tribunales de la Inquisición, para perseguir y descubrir a los judíos y herejes. Otra calle que se rebautizó es la calle de la Fuente, donde estaba la fuente pública para los judíos, ya que tenían prohibido coger el agua de la fuente que había en la plaza de Sant Jaume, reservada por los cristianos. Esta calle primero se rebautizó con el nombre de la calle de la Fuente de Sant Honorat y en la actualidad tiene el nombre de Sant Honorat. Estos no son las únicas calles rebautizadas. De hecho, en este barrio donde estaba el Call, no debería haber ningún nombre de santo, por respeto a las víctimas judías del Call que serían torturadas y/o quemaduras por la Santa Iglesia Católica.

También sería una gran joya ver rehabilitado el Call, así como la casa de la C/ Sant Ramon del call nº 8 donde está previsto abrir el centro de interpretación del barrio del Call. Por otra parte, sería interesante que la ciudad de Barcelona tuviese alguna calle con algún nombre de un ilustre judío catalán de aquel periodo. Y sería notable que algún día la ciudad de Barcelona pudiese acoger las grandes obras de judíos catalanes reseñadas anteriormente. Tal vez en un futuro próximo podremos verlas en una exposición museística.

Nurit G Vidal
3 de enero del 2008
25 de Tevet. Año 5768

2 respostes a “EN MEMORIA DE LOS MÁRTIRES JUDÍOS CONDENADOS POR LA INQUISICIÓN

  1. nuncamais

    Gràcies, Xavi. Potser seria interessant que llegissis atentament l’article i t’adonessis que a Catalunya, malgrat haver-se produït abusos i desordres, no va ser fins que “ELS REIS CATÒILICS ESPANYOLS” varen introduir la legislació de Castella que no es varen expulsar el jueus En tota la Península ja que a Nabarra i a Portugal, segons Wiquipèdia, article expulsió dels jueus, es varen expulsar també per pressió dels mencionats reis fanàtics.
    L’exemple que em dediques realment no és massa afortunat, perque deixa ben clar que l’expulsió dels jueus es va fer sota les lleis de Castella, la més intolerant de les nacions de l’edat mitjana i la que va tenir una Inquisisió més sagnant.
    Arreu hi havia intolerància, però Castella la va liderar d’una manera desvergonyida.

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